Vuelven las noches de verano, las noches de insomnio, buscando postura para huir de ese ser que nos invade, el calor. Una pequeña brisa acompaña a los destellos de luna a entrar en mi rincón privado, tregua a los ojos abiertos.
Una pequeña sombra se balancea en el cielo de mi habitación, parece un pez que nada entre la escayola, pidiendo libertad en sus movimientos. Y ahí sigue, durante la noche, velando las tempestades, tranquilizando las ansias de caricias sinceras. Duerme... me dice, no hay peligro, aquí estoy...
Dulces sueños...
9.6.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Las ocuras sombras de tu habitación tienen que tener suerte de guardar a alguien que escribe este tipo de cosas. Sigue escribiendo, ánimo.
Publicar un comentario